El sábado, Irán ejecutó su primer asalto militar explícito contra Israel, lo que provocó preocupaciones de una posible guerra regional en el Medio Oriente. Este ataque, que involucró más de 300 drones, misiles balísticos y de crucero, fue en represalia por un ataque aéreo mortal a un complejo diplomático iraní en Siria a comienzos de abril

Tras el ataque, emergen dos caminos posibles que dependerán, en su mayoría, de la forma en que decida responder Israel ante el mismo. Uno seguramente conduciría a una mayor escalada, mientras que el otro buscaría sostener el tenso statu quo de la “Guerra de sombras” mantenida entre ambos países por décadas, al menos por algún tiempo. La definición de la ruta no solo se sustenta en los intereses de los protagonistas directos y sus narrativas internas, sino también en la estabilidad regional y las dinámicas globales.

El intenso ataque con misiles y drones de Irán podría provocar una represalia israelí enfocada en restablecer la disuasión y evitar futuros ataques similares de otros enemigos de Israel en la región. Sin embargo, al hacerlo, Israel corre el riesgo de ampliar el conflicto desatando una espiral de represalias No solo podría profundizar el conflicto regional, sino también involucrar, incluso a actores internacionales como Estados Unidos, aumentando así la posibilidad de un enfrentamiento más amplio.

El momento en el que Irán lanza los misiles balísticos contra Israel Foto: EFE
El momento en el que Irán lanza los misiles balísticos contra Israel Foto: EFE

Ahora bien, el ataque, aunque severo, fue ejecutado de manera tal que permitió a Israel interceptar y neutralizar las amenazas con eficacia. Los misiles y drones no lograron comprometer la seguridad israelí gracias a su sistema de defensa avanzado. Según el ejército israelí, sus aviones y los de aliados como Estados Unidos y Jordania interceptaron el 99% de los proyectiles. Los restantes fueron detenidos por el sistema de defensa antimisiles israelí Cúpula de Hierro, adquirido y operado con ayuda de Estados Unidos.

Irán parecería haber calibrado su ataque para evitar un daño devastador. El lanzamiento de misiles balísticos y de crucero podría haber dado indicio de un intento de hacer daño debido a su velocidad y capacidad de evadir los sistemas de detección. Sin embargo, al ser lanzados después de los drones, se eliminó el factor sorpresa.

Esto ha sido interpretado como un intento de Irán de no buscar escalar más el conflicto. Después del lanzamiento de drones, Irán dio por satisfecha su represalia por el ataque israelí a su consulado en Damasco donde habrían muerto dos líderes de la Guardia Revolucionaria Islámica (IRGC) y otros cinco de sus miembros.

El futuro inmediato de este conflicto dependerá de varios factores. El primero y más volátil serán las presiones de política interna del Primer Ministro israelí, Benjamín Netanyahu y de la capacidad de Estados Unidos para contener una sobre-reacción que podría provocar un enfrentamiento más amplio. Sin embargo, también para el Presidente de Estados Unidos, este tema es espinoso en el contexto electoral actual por lo que es previsible la presión sobre Israel para manejar la respuesta sin exacerbar la situación. Finalmente también está el propio cálculo de Khamenei sobre los beneficios de mantener un enfrentamiento limitado versus uno abierto.

En este sentido es probable que veamos un retorno a una guerra con y en tercero. Más acciones contra Hezbollah, los huthis en Yemen en el Mar Rojo y las que lleguen luego de las reuniones de emergencia del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y el G7 de ayer. Con el frente abierto en Gaza, con Estados Unidos y otros aliados también preocupados por lo que ocurre en Ucrania, el escenario más probable es volver a la guerra de sombras.

Analista internacional

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