Antes de crear el cielo y la tierra, dice el Génesis, “el soplo de Dios se movía sobre la superficie de las aguas”. Agua y Dios están en el planeta desde los primeros días del universo.

La región de los famosos ríos Tigris y Éufrates hospedó el nacimiento de la religión judía, musulmana y cristiana. El agua es un “don” para fructificar la tierra, pero también un “castigo” para destruirla con temidos huracanes y diluvios. Es purificación y peligro, calma la sed y ahoga en el océano hostil. Elemento central del misticismo. Los viejos capitalinos recordarán el 15 de abril de 1964, cuando el presidente López Mateos, ordenó trasladar el monolito de Tláloc –dios mexica de la lluvia–, de San Miguel Coatlinchán al Museo Nacional de Antropología, y el torrencial aguacero que cayó sobre la capital. ¿Enojo celestial?

Exactamente sesenta años y seis días después del desfile de Tláloc por el Zócalo y Paseo de la Reforma, Santiago Taboada y Clara Brugada, debatían por el agua de la Ciudad de México. En aquella época gobernaba el “Regente” Ernesto P. Uruchurtu, entubador de los afluentes de Churubusco y del Viaducto Piedad. ¿En verdad, Morena quiere volver a destapar esos ríos? Brugada casi prometió regresar el entorno lacustre original de Tenochtitlán y su sistema de chinampas.

Clara “hizo agua” porque Morena privatiza el agua de una manera ilegal. El agua además de ser un átomo de oxígeno y dos de hidrógeno, es un derecho. Morena y su laicismo ruegan a Chaac, dios maya del agua, se apiade de ellos. Taboada cree en limpiarla, hacerla suficiente, salubre, aceptable y asequible. Todo eso dice la Constitución. Morena dice cuidar, con celo nacional, los bienes de la patria, pero el agua se le evapora al disimular el hurto en pipas de Iztapalapa o huachicoleros de cualquier acuífero. Agua podrida de corrupción.

El derecho al agua, acceso, disposición y saneamiento para consumo personal y doméstico debe ser equitativo y sustentable. ¿Es equitativo entre las alcaldías Xochimilco y Álvaro Obregón?, ¿es sustentable su suministro en el área metropolitana de Monterrey o La Laguna? Se secan los lagos de Cuitzeo y agoniza el lago de Pátzcuaro. ¿Qué hizo Morena en estos seis años para cuidar el tesoro hídrico y vertebrar a los mexicanos? El agua ya es motivo de disputa política; en Michoacán ha habido muertos por su dominio. Se ordeña agua ilícitamente, y la sequía claro que no es castigo eterno.

En la CDMX, Taboada triunfará porque puso el tema de agua en el centro del último debate. Dios da el agua pero no la entuba, decíamos ayer. Los católicos sabemos que el bautizo es agua y al ataúd se le rocían unas gotitas. Agua, símbolo de vida y muerte. Ritual de acceso al poder, mientras Clara se evapora. La campaña de Taboada, como Julio César ya cruzó el río el Rubicón, no hay vuelta atrás, desafió al César. Le espera la victoria y la entrada triunfal al Palacio del Ayuntamiento. A Morena le queda limpiar las alcantarillas, antes de que llegue la temporada de aguas. El agua purificadora de los votos aventará la ineficiencia de los Martí y los Brugada por una coladera o, de plano, por un inodoro. Se ve venir una tormenta, porque los ladrones del agua buscarán cuidar sus privilegios, la recomendación es clara: después de la tempestad viene la calma. Y el agua que no bebes, déjala correr. Y regresando al final: Nietzsche se atrevió negar a Dios, pero nunca el agua.

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