Primero se llevaron a su hijo Alejandro. Fue en octubre de 2015. Tenía 21 años. A otros dos de sus hijos se los llevaron cuatro años después. Marco Antonio tenía 31 y Jesús Adrián 15. Solamente regresó el más joven. A los otros dos no los ha vuelto a ver. Recuperarlos se convirtió en su prioridad. En el camino se topó con muchas mujeres en su misma circunstancia, así que fundó el colectivo Madres Buscadoras de Sonora.

Cecilia ha sido reconocida por organismos internacionales por su incansable labor, que ha permitido el hallazgo de más de 2,700 personas en todo el país.

Hace unos días, recibió una llamada anónima alertándola sobre la existencia de un crematorio clandestino en los límites de Iztapalapa y Tláhuac. Acudió hasta ese punto del sur de la Ciudad de México y encontró restos humanos, cadáveres de perros, credenciales, ropa y zapatos de niños y mujeres. Todo lo difundió el 30 de abril a través de sus redes sociales.

Al día siguiente, la Fiscalía de la Ciudad de México aseguró que los restos encontrados eran todos de origen animal. El Jefe de Gobierno, Martí Batres, informó que habían identificado con vida a los dueños de las credenciales reportadas y fue más allá: aseguró que lo ocurrido era parte de un movimiento político que buscaba afectar a su gobierno en plena temporada electoral y calificó el hecho como un montaje frustrado.

Cecilia Flores, por su parte, cuestionó que las autoridades locales tuvieran resultados genéticos en tan corto tiempo y que impidieran el paso de los medios de comunicación. “México merece que se hagan públicos los estudios de genética que le practicaron a las cenizas en dos horas, los medios merecen saber, porque les impidieron el paso a ver ‘cenizas de perro’, las madres merecen que les enseñen dónde están sus hijos”.

Por su labor como buscadora, Cecilia ha recibido amenazas desde hace años. Por ello cuenta con el mecanismo federal de protección. Sin embargo, ante lo sucedido, ahora teme por su integridad. Y es que los encargados de darle seguridad, son los mismos que ahora la criminalizan.

En este contexto electoral en el que todo se contamina y se polariza, es crucial ir a los hechos y no quedarse en las versiones de unos y otros. El sentido común dicta que, para aclarar dudas, las autoridades propiciarían la presencia tanto de organismos defensores de derechos humanos como de medios de comunicación. Sin embargo, han hecho exactamente lo contrario: se han encargado de bloquear el acceso a la zona y se han adueñado de la evidencia.

Cecilia Flores es una mujer que habla, busca y lucha con una fuerza descomunal. Su esfuerzo se nutre del dolor profundo que solo una madre desesperada entiende. Ha sido solidaria con muchas en su misma situación y se ha convertido en la respuesta que no encontraron en ninguna autoridad. Quienes le apuestan a enterrar la verdad, se toparon esta vez con alguien que no se cansa de cavar.

Menospreciar lo que ella representa es un error; acusarla de oportunismo político es una grosera mezquindad.

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